Todo empezó de adolescente, no sabia que carrera seguir, era buena en matemáticas, me anote en ingeniería, hice el cursillo fui rindiendo bien las materias claro, pues era buena en matemáticas. Siempre fui muy curiosa, me preocupaba que mi elección terminara aburriéndome.
Tuve la suerte de recibir un consejo que iba a cambiarme la vida, viendo mis dudas un día mi padre me dijo: “Hija, no te preocupes por cuantos libros debas leer, ni cuantos años estudiar, vas a trabajar toda tu vida de eso que elijas, busca algo que te haga sentir que no estas trabajando, que estas disfrutando tu labor”… Para mi fue revelador, ya seis años no sonaba a mucho tiempo. En esos días por el colegio, quinto año de secundaria todas, escuela de mujeres, traían sus apuntes de los cursillos de la facu, me puse a hojear el de medicina, siempre había sufrido fascinación por el cuerpo humano, lo creía una maquina maravillosa. Causalmente esa noche veo una película, segunda revelación de la semana, Patch Adams, eso me dije, eso quiero hacer, ayudar, conectar con las personas, acompañarlas a estar mejor y ser más felices. Al día siguiente, último día de inscripción, ahí estaba yo, en la bella Universidad de Medicina de Rosario empezando mi Camino…